La tortilla de patata es un manjar. 

Una receta simple, barata y que puedo encontrar en cualquier bar, al menos en Bilbao. 

Sería mi plato favorito si no fuera por la existencia del maravilloso, exquisito e incomparable arroz a la cubana. 

Vamos, que me encanta la tortilla de patata, no sé si ha quedado claro.

Ah, si lleva cebolla, por supuesto. 

 

Si no lleva cebolla la cosa cambia. La tortilla pasa a ser equiparable a una zapatilla al horno, más o menos.

Una tortilla de patata sin cebolla es como… como…

Un coche sin ruedas. 

Una cama sin colchón. 

Una página de mi web sin el número 17 por alguna parte.

Una piscina sin agua. 

Unas gafas sin cristal.

Es un desperdicio, un sinsentido. Un crimen, incluso. 

Soy concebollista.

 

Espero que tú no seas sincebollista. Si lo eres, tengo dos cosas que decirte:

  1. Espero que no te guste la pizza con piña. Una persona sincebollista y conpiñista sería demasiado, una desgracia. Dios aprieta, pero no ahoga. 
  2. Si alguna vez comemos juntos, comeremos arroz a la cubana.

Cachondeo aparte, come lo que tú quieras, claro. Para gustos los colores.

 

Lo que supongo que sí te gusta es que tu negocio tenga una comunicación efectiva. Que esté en las cabezas de tus potenciales clientes y que, tarde o temprano, les entren ganas de sacar los dólares de paseo. 

No importa si vendes tortilla sin cebolla, o pizzas con piña. Esos dos productos también tienen su público. Inexplicablemente jajaja, vale, ya paro. 

Hay que conocer bien a ese público y comunicar de la forma correcta. 

Que tu negocio lo haga bien… supongo que sí te gusta. 

Por eso creo que mi ebook-regalo te puede ser útil.

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